HÁBITOS SALUDABLES
El Fengshui es taoísmo en estado puro y el taoísmo busca el equilibrio y con él, la máxima adaptación al medio. Taoísmo, Fengshui, Astrología y Medicina China observan el entorno y el Universo y nos enseñan a adaptarnos a todo aquello que hay a nuestro alrededor. A todos estos conceptos relacionados con la energía le dan una explicación simbólica que han dado en llamar los 5 Elementos.
La clave de la adaptabilidad
Cada vez que asesoro a una persona en aspectos relativos a energías y Fengshui, las herramientas y consejos que les doy van más allá de la decoración o el interiorismo, sino que tocan cada aspecto de sus vidas. El Fengshui consiste también en aplicar el conocimiento de las energías a nuestro estilo de vida y a saber adaptarnos a los estados energéticos en cada momento del año.
Esto implica adaptarse y la adaptación conlleva saber qué tipo de alimentos debemos tomar en cada momento del año e incluso a cada hora del día. Y nuestro mejor maestro y consejero lo tenemos ahí fuera en la naturaleza. Basta con mirar los huertos y frutales que hay a nuestro alrededor para saber qué nos está ofreciendo la naturaleza en cada época del año, que será exactamente lo que necesitaremos en ese momento.
Seguir los hábitos alimenticios de las 5 estaciones de la tradición china es una garantía de calidad y longevidad en nuestra vida. Si logramos adaptarnos a lo que cada estación nos demanda en términos de energía, lograremos que nuestro cuerpo vibre con el entorno y habremos obtenido la clave de la adaptabilidad.
La primavera
La primavera suele venir con la explosión de luz, verde, energía y ganas de actividad. En muchos casos, el parón del invierno nos da tiempo para planificar qué hacer en la nueva estación, en la que se tienen que cuidar los canales de energía del hígado y bazo. En muchos casos, la frustración, los enfados y los bloqueos primaverales suelen deberse a una mala gestión de las energías en invierno (elemento Agua) que van a nutrir al elemento Madera de la primavera.
Con la primavera, el campo se llena de flores y el surtido de frutos a nuestro alrededor se multiplica. El verde y los colores vivos abundan y la naturaleza nos ofrece alimentos para nutrir nuestros canales energéticos. Aguacates, limones, verduras variadas o albaricoques inundan nuestra cesta de la compra.
Con la suavidad de las temperaturas salimos más y perder el miedo al frío que todavía puede persistir. Es frecuente sufrir ataques de viento que desencadenan esos resfriados tontos de la primavera. Particularmente, en primavera suelo prepararme una infusión de miel, limón y jengibre cada mañana, para dar un poco más de fuerza a mi sistema inmune. Y, por supuesto, aprovecho la floración para disfrutar de uno de mis tés favoritos, el té verde de jazmín.
El verano
Tras la primavera, en la que las energías del Yang ascienden y crecen sin cesar, llega el Yang en su estado máximo en la estación del verano.
El verano trae el calor y con él, la actividad máxima y la pasión. Sin duda, te habrás dado cuenta de que los colores que más abundan en los frutos que adquirimos en verano son los rojos. No es casualidad que la naturaleza nos ofrezca colores para nutrir las energías del corazón y de sus canales energéticos.
Con el calor sofocante del verano, el cuerpo pie frío y la naturaleza nos da sandías, fresas, cerezas o higos. Además, el cuerpo nos pide alejarnos de la luz en ciertos momentos del día, buscando esas siestas veraniegas en las que tanto valoramos la oscuridad. Es un modo natural que tiene nuestro cuerpo de protegerse de los ataques de Yang y de la hiperactividad.
Es una buena época para empezar a recoger los frutos de lo planificado durante la primera etapa del año y para gastar las energías de manera prudente, ya que, en adelante, las energías van a empezar a decrecer para dar entrada de nuevo al frío.
El final del verano
Cuando el mes de Agosto empieza a despuntar, se dice que las temperaturas nocturnas empiezan a decrecer. Es la época en la que la energía se estanca y el comienzo de una nueva estación para la cultura china.
El final del verano es la quinta estación del calendario tradicional chino. Marca el cambio de tendencia de las máximas energías Yang que empiezan a descender para dar entrada al otoño. En esta época, la humedad de las tormentas de verano y el olor a tierra son predominantes, como el elemento que predomina. Es una época en la que nuestro cuerpo puede sufrir ataques de humedad o sequedad, frío o calor, que pueden afectar a bazo y estómago, que son los canales energéticos más activos en esta época del año.
Con el calor sofocante del verano, el cuerpo pie frío y la naturaleza nos da sandías, fresas, cerezas o higos. Además, el cuerpo nos pide alejarnos de la luz en ciertos momentos del día, buscando esas siestas veraniegas en las que tanto valoramos la oscuridad. Es un modo natural que tiene nuestro cuerpo de protegerse de los ataques de Yang y de la hiperactividad.Con la bajada de las temperaturas, especialmente en la noche, y con los días aún sofocantes de agosto, el cuerpo nos sigue pidiendo fruta fresca que nos ayude a enfriarnos. Es la época de la vendimia y del consumo de fruta. Los kiwis, peras y las granadas abundan. Ésta es la época de uno de mis postres favoritos, el dulce de membrillo, que guardo como una fuente de energía fundamental para el otoño y el invierno. Además, suelo hervir la pera para preparar mi cuerpo para el aumento del frío del otoño que está por venir.
Es una buena época para hacer cosecha y preparar a nuestro cuerpo para la escasez de energía que está por venir.
Otoño
Tras el verano y la bisagra energética que supone el elemento tierra de la estación anterior, llega la época en la que la energía Yin del frío se empieza a hacer predominante. Es un cambio de tendencia energética al que nos tenemos que adaptar con nuestra alimentación.
En otoño, tenemos la suerte de contar con deliciosos frutos con los que os obsequia la naturaleza, como manzanas, castañas, setas o granadas.
Dado que llega el frío y la predominancia de energía Yin en el ambiente y dado que la fruta suele ser predominantemente Yin, es bueno aplicar algo de calor a la fruta o un toque de cocinado. Personalmente, por las mañanas, me encanta cocinar la manzana para mi muesli diario, dando un toque de sartén con un poco de lecha de avena, con lo que evito la fruta fría y cruda y doy un toque de calor a mi desayuno.
En esta época hay que evitar los alimentos excesivamente fríos y preservar la energía de nuestro cuerpo para la llegada del invierno.
El invierno
Si el otoño supone el ascenso de la energía Yin, el invierno es la consumación de esta tendencia y el apogeo de esta energía, asociada al frío y la oscuridad.
El invierno es una de las estaciones más delicadas, que nos invita a preservar nuestra energía y cuidar especialmente del riñón. Nuestra piel se seca con el frío y quemamos energía, al tiempo que las reservas que se acumulan en el riñón se van resintiendo.
En la cultura china, se dice que hay que evitar los esfuerzos y el deporte extremo en invierno, guardando esas energías y actividad para tiempos más propicios, como la primavera.
Como la naturaleza es sabia, nos ofrece una serie de alimentos que ayudan a tonificar y preservar las energías del riñón, como el sésamo negro o la trufa. Otras frutas de la época ayudan a nuestro cuerpo a combatir el frío y los resfriados, como las naranjas y las mandarinas.
Uno de mis desayunos favoritos en invierno es el puré de sésamo negro, saliente y cremoso como un pudin. Otros días, simplemente lo añado en polvo a mi muesli de avena diario.
La medicina china nos enseña que la mejor curación es la prevención. Por ello se recalca tanto la importancia de una buena alimentación basada en productos estacionales y de proximidad.
La naturaleza es sabia y nos aporta los nutrientes y las energías que necesitamos para cada momento del año.
Seguiremos hablando en artículos futuros, acerca de los hábitos y estilos de vida Taoístas, que nos enseñarán como tener una vida larga, longeva y en bienestar.
Juan Yruela Castillo
Arquitecto y experto en Fengshui
CEO y Fundador de Camino Holístico
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Muy muy interesante para tomar conciencia de cómo influye todo lo que comemos, y sobre todo cuando y cómo lo comemos.